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Durante años ha sido una estrategia de los republicanos para infundir miedo.

Un voto a favor de la reelección del presidente Joe Biden, suele afirmar el Partido Republicano, es en realidad un voto a favor de la vicepresidenta Kamala Harris. Es una línea de ataque a veces teñida de matices racistas y misóginos y que frecuentemente recurre a imágenes tétricas.

Sin embargo, tras el pésimo desempeño de Biden en el debate presidencial de la semana pasada, lo cual ha generado exhortaciones demócratas para que se retire de la contienda, lo que antes se tachaba de conspiración de extrema derecha —el que Harris sustituya a Biden— ahora podría tener posibilidades de volverse realidad. Y los republicanos, incluido Donald Trump, están intensificando sus ataques.

Trump y sus aliados han desplegado nuevas líneas de ataque contra Harris, insultando sus habilidades, acusándola de ser la facilitadora de Biden y de formar parte de un encubrimiento sobre el estado de salud de él. Es una iniciativa, según insisten los funcionarios del equipo de campaña, que no refleja su preocupación por un posible cambio en la candidatura, dada la insistencia de Biden en que no abandonará la contienda.

Pero en un publicación para conmemorar el Día de la Independencia en su red social Truth Social el jueves, Trump dijo que Harris era “potencialmente la nueva contrincante demócrata” y le dio un nuevo apodo burlón: “Laffin’ Kamala Harris” (“La risible Kamala Harris”).

“Le fue mal en el proceso de nominación demócrata. Comenzó en segundo lugar, terminó derrotada y desertó incluso antes de llegar a Iowa, ¡pero eso no significa que no sea una política ‘muy talentosa’! Sólo pregúntenle a su mentor, el gran Willie Brown de San Francisco”, escribió. (Harris salía con Brown a mediados de la década de 1990).

Trump hizo esta publicación después de que sus altos asesores de campaña Chris LaCivita y Susie Wiles publicaran un comunicado esta semana en el que se referían a la vicepresidenta con otro sobrenombre diferente, pero similar, llamándola la “copilota cacareante (de Biden), Kamala Harris”.

Trump también publicó un video repleto de improperios, del que informó por primera vez el sitio noticioso Daily Beast, en el que se le veía en el campo de golf llamando a Biden “un montón de basura viejo y deteriorado” y declarando que había sacado al presidente de la contienda. (En entrevistas, Trump ha dicho repetidamente que no esperaba que Biden fuese obligado a salir de la campaña).

“Él está abandonando la contienda”, dijo Trump. “Y eso significa que tenemos a Kamala. Creo que ella va a ser mejor. Es tan mala. Es tan patética”.

Algunos aliados también se han sumado a los ataques, diciendo que Harris es la principal defensora de las facultades de Biden y acusándola de mentirle al público estadounidense.

Biden, la Casa Blanca y su equipo de campaña insisten en que él no tiene planes de abandonar la contienda. Biden les dijo a los periodistas el viernes que “descartaba eso por completo”.

La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, rebatió el contenido de los ataques contra Harris, en particular la decisión de Trump de mencionar una relación de hace décadas.

“Creo que es asqueroso, creo que es perturbador”, les dijo Jean-Pierre a los periodistas el viernes a bordo del Air Force One. “Debería ser respetada en el papel que tiene de vicepresidenta. Debería ser respetada como cualquier otro vicepresidente que la haya precedido. Es espantoso que —voy a ser cautelosa aquí— un expresidente diga eso de una vicepresidenta en funciones. Y deberíamos denunciarlo. No está bien”.

No está claro cómo le iría a Harris si enfrentara a Trump, en comparación con Biden. Sustituir a un candidato a estas alturas de la campaña —y mucho menos a un presidente en funciones que ya ha superado las primarias del Partido Demócrata— no tendría precedentes en la historia moderna de Estados Unidos, y requeriría un proceso complicado y potencialmente caótico.