2027

Las arenas de Mar del Playa ya han comenzado a tener color político. La presencia de liberales, peronistas/kirchneristas y radicales que llegan pensando en las próximas elecciones de medio término, pero fundamentalmente en las del ´27 que se acercan inexorablemente, nos muestra que esto es así.

Y en ese marco, el simple paso de una avioneta publicitaria por la costa marplatense con una leyenda en la que se lee “Marcelo González 2027” (con letras en celeste y blanco),es una clara muestra que la ciudad ya está en campaña.

En este sentido y ahondando sobre la figura de quien hoy “surca los cielos”, podemos decir, sin temor a equivocarnos que el empresario Marcelo González se ha caracterizado en esta última década por imponer cambios y transformaciones por su audaz enfoque en la renovación de Mar del Plata. Fuera de los márgenes de los partidos tradicionales y sin los convencionalismos de la política local, hoy emerge como un potencial candidato, avalado por una trayectoria de Hacer y no de Decir.

No hay duda alguna que su mirada innovadora no solo ha revitalizado espacios emblemáticos de la ciudad, sino que también ahora plantea una nueva forma de involucrarse en el desarrollo social y cultural, para un cambio en Mar del Plata.

Si indagamos en sus realizaciones, sin duda uno de los mayores logros de González es la recuperación del Teatro Tronador. Un espacio que estaba cerrado y deteriorado, y que lo transformó en uno de los teatros privados más importantes del país. Hace cinco años, el 16 de enero de 2020, el teatro abrió sus puertas al público, con una propuesta cultural de alto nivel, a la altura de las mejores salas de Argentina. Esta iniciativa no solo rescató un inmueble histórico, sino que también marcó un hito en la descentralización cultural de la ciudad, al ofrecer formación gratuita y de calidad a nuevos talentos.

Pero su influencia va más allá del mundo de las artes. González ha dado un paso más con la compra y transformación de propiedades, como el como el ex hotel alojamiento Wadis, ubicado en la calle Paso 132. Allí planea crear una escuela de arte y oficio, destinada a ofrecer mano de obra calificada. También en esta etapa se ha aventurado en la adquisición de un galpón en Neuquén y Alvarado para la fabricación de escenografía, demostrando un enfoque integral que apuesta por la capacitación y el crecimiento local.

Mas allá de cualquier color político, lo que lo ha distinguido es su capacidad para hacer cosas complejas y de largo plazo, con un enfoque orientado a la calidad y el bien común. Nadie puede negar que ha demostrado con su trabajo, que el mismo está marcado por un compromiso genuino con la ciudad y su gente.

Todo indica que ha entendido que no se trata solo de construir infraestructura; se trata de generar cambios culturales y de mentalidad, en una ciudad que tiene un gran potencial pero que aún enfrenta desafíos en términos de calidad humana y visión colectiva.

El mensaje que hoy está dando claro: Mar del Plata necesita perder el miedo a cambiar y entender que el verdadero progreso viene de la acción concreta, de asumir riesgos, de invertir tiempo y recursos, y de apostar por transformaciones profundas. A pesar de que su proyecto no siempre ha recibido el reconocimiento que merece, ha seguido adelante con su trabajo, con la convicción de que estas iniciativas de largo plazo son las que transformarán a Mar del Plata.

Hoy se está animando a enfrentar las políticas tradicionales y el hecho que estamos acostumbrados a ver: el de la política como negocio. Su apuesta, atento a lo visto, es la cultura, la educación y el futuro de la comunidad.

Ahora solo cabrá esperar que le nafta le alcance y no sea uno más de aquellos que ingresan a la política por un beneficio personal, o simplemente para seguir llenándose los bolsillos.

Publicación de ElRetratodeHoy.com.ar