António-Guterres

Naciones Unidas.- Los doce meses transcurridos tras el estallido de la guerra en Gaza han supuesto para el mundo “un año de crisis: una crisis humanitaria, una crisis política, una crisis diplomática y una crisis moral”, lamentó este martes el secretario general de la ONU, António Guterres, quien previó que la guerra entra ahora “en un segundo año atroz y abominable”.

Gaza “se ha convertido en la zona cero de un nivel de sufrimiento humano que es difícil de concebir”, dijo el secretario general, antes de describir los desplazamientos masivos -como el caso de una familia obligada a desplazarse seis veces-, las muertes de mujeres y niños, las de periodistas, así como los ataques a hospitales y escuelas.

“Hay algo fundamentalmente incorrecto en la forma en que esta guerra se está llevando a cabo”, dijo Guterres.

Férrea defensa de la UNRWA, vital para la ayuda de la ONU en Gaza

Pero Guterres dedicó especial atención a la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), que está a punto de ser declarada ilegal por el parlamento israelí tras haber superado un primer trámite parlamentario.

El secretario general dijo haber escrito una carta personalmente al primer ministro, Benjamín Netanyahu -que no responde a sus llamadas desde hace un año-, para expresarle su grave preocupación por el futuro de la UNRWA, “columna vertebral de la respuesta humanitaria en Gaza”.

Advirtió a Israel que prohibir la UNRWA “iría diametralmente en contra de la carta de Naciones Unidas y violaría las obligaciones israelíes bajo la ley internacional” porque “las legislaciones nacionales no pueden alterar esas obligaciones”.

En la carta, expresa que prohibir las actividades de UNRWA “sería una catástrofe sobre lo que ya es un desastre sin paliativos”, que además complicaría la situación política porque conducirá a mayor inestabilidad e inseguridad.

Un barril de pólvora con muchos fósforos listos

Además, el secretario general alertó contra la extensión del conflicto a Líbano y a otras zonas vecinas, y equiparó la situación en Oriente Medio a “un barril de pólvora con muchas partes sosteniendo un fósforo”.

Guterres afirmó que aún es tiempo de frenar la escalada en el Líbano, pese a los bombardeos en zonas civiles, el desplazamiento de miles de personas y las incursiones terrestres de Israel en respuesta a los ataques aéreos de Hizbulá.

Quiso rendir homenaje a “los hombres y mujeres de UNIFIL (misión de la ONU en el sur del Líbano) que prestan servicio en lo que hoy es el entorno más complicado para los cascos azules en cualquier parte del mundo”, a esos casi 10.000 agentes “todas las partes deben garantizar su seguridad”.

Israel pidió a la UNIFIL evacuar parte de sus posiciones en la zona cercana a la frontera, pero UNIFIL se negó a cumplir esas órdenes, añadiendo un nuevo factor de tensión entre Israel y la ONU.

Además, Guterres pidió un mayor compromiso internacional con el Líbano en el capítulo financiero, pues de los 426 millones de dólares requeridos para responder al llamamiento humanitario solo se ha recaudado un 12 %.

Por último, el jefe de la ONU volvió a reiterar su enésimo llamamiento a un alto el fuego tanto en Gaza como en Líbano, así como la liberación incondicional de los rehenes en manos de Hamás y la entrada inmediata de asistencia humanitaria para los gazatíes, obstaculizada por las numerosas trabas que impone Israel.