El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, durante su toma de posesión el pasado 10 de enero en Caracas.

Estrasburgo (Francia) / Madrid.- El Parlamento Europeo condenó este jueves que el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, haya «usurpado la presidencia» de Venezuela y reclamó más sanciones en su contra, aunque los países de la UE siguen reticentes a reconocer como presidente legítimo al opositor Edmundo González Urrutia.

Aprobada por 374 votos a favor, 53 en contra y 163 abstenciones, se trata de la segunda resolución parlamentaria sobre Venezuela en la nueva legislatura europea, después de una inicial el pasado mes de septiembre en la que la Eurocámara reconoció a González Urrutia como presidente electo y legítimo de Venezuela.

No obstante, la competencia en política exterior de la Unión Europea (UE) no corresponde al Parlamento Europeo, sino al Consejo -que reúne a los Estados miembros-, por lo que las resoluciones europarlamentarias tienen sobre todo un efecto simbólico, con el objetivo de aumentar la presión sobre el chavismo.

El Consejo de la UE no ha ido tan lejos como la Eurocámara: aunque reconoce la victoria de González Urrutia en las elecciones de julio de 2024 y considera que Maduro no es el presidente legítimo, tampoco ha otorgado esa distinción por el momento al líder opositor, aunque Italia sí lo ha hecho por su cuenta.

La «usurpación» de Maduro

La resolución aprobada este jueves describe la toma de posesión de Maduro el pasado 10 de enero como «un intento ilegal de permanecer en el poder por la fuerza«.

La Eurocámara insistió en que el régimen publique todas las actas de las elecciones de julio y recordó que en base a las presentadas por la oposición democrática y a las declaraciones de las organizaciones internacionales independientes presentes en dichos comicios, los eurodiputados reconocen a González Urrutia como ganador de las elecciones.

«El régimen venezolano ha perdido una oportunidad decisiva para respetar la voluntad del pueblo y asegurar una transición democrática transparente en el país y, en consecuencia, Maduro carece de legitimidad democrática y, por lo tanto, el Parlamento no lo reconoce«, señalaron.

Los eurodiputados creen que González Urrutia debería haber sido el que prestó el juramento presidencial el 10 de enero, y aplaudieron «la resistencia de la oposición democrática y el compromiso del pueblo venezolano con la democracia frente a la represión y la adversidad».

«El respeto de la voluntad del pueblo venezolano expresada en las elecciones sigue siendo la única vía para que Venezuela restablezca la democracia, permita una transición pacífica y auténtica y resuelva la actual crisis humanitaria y socioeconómica», apuntaron.

Los eurodiputados celebraron que la UE haya ampliado sus sanciones al chavismo, pero reclamaron que sigan reforzándolas para incluir al propio Nicolás Maduro, su círculo más próximo y sus familias, incluidos Jorge Rodríguez y Vladimir Padrino López, así como a todos los responsables de violaciones de los derechos humanos, la reivindicación ilegítima de autoridad, la usurpación de funciones oficiales y todos los actos represivos en Venezuela.

Una mayoría más progresista

La mayoría parlamentaria que aprobó esta resolución es más progresista que la que sacó adelante el reconocimiento de González Urrutia en septiembre, ya que entonces lo logró el Partido Popular Europeo con los grupos conservadores y de extrema derecha, y en esta ocasión el abanico que ha votado a favor va desde algunos conservadores hasta los socialistas, incluyendo también a los liberales.

Fuentes de los socialistas y liberales explicaron a EFE que la actitud de los populares en esta ocasión ha sido mucho más constructiva a la hora de incluir las sensibilidades de todas las partes, lo cual les ha permitido sumarse al «sí».

En contra votaron La Izquierda y los diputados de BNG, Compromís y los Comunes, mientras que el resto de los Verdes se abstuvieron mayoritariamente.

También se pronunciaron en contra la mayoría de los Patriotas por Europa, grupo en el que se enmarca Vox, que consideran que el texto no es lo suficientemente duro y «debilita la posición europea frente a la dictadura chavista».

Editado por Lucía Leal, con información de Laura Zornoza en Estrasburgo