Jerusalén

Israel descarga su fuerte ofensiva militar a lo largo de la Franja de Gaza pese a la creciente presión internacional por un cese el fuego que permita liberar a los rehenes que tomó el grupo islamista Hamás, así como aliviar la crisis humanitaria sin precedentes que padecen los gazatíes supervivientes.

«Las tropas de las Fuerzas de Defensa de Israel continúan luchando en toda la Franja de Gaza: terroristas armados fueron asesinados y numerosos objetivos de Hamás fueron atacados en una cooperación terrestre y aérea», indicó un portavoz del Ejército israelí, resumiendo las operaciones de las últimas horas.

En el sur del enclave palestino, los soldados realizan «ataques selectivos», que incluyeron combates con drones y explosivos que dejaron varios milicianos muertos, añadió.

Tras 25 días de asedio, las fuerzas israelíes irrumpieron el jueves en el Hospital Naser, el más importante del sur del enclave que alberga a numerosos pacientes, médicos y desplazados, asegurando que tiene «información creíble» de que Hamás mantuvo en ese centro a algunos de los rehenes israelíes y de que podría haber cadáveres de secuestrados.

Ese hospital se localiza en la región de Jan Yunis, donde las tropas israelíes «mataron a 12 terroristas durante enfrentamientos», precisó el portavoz castrense.

En el centro de Gaza, los soldados eliminaron a una «célula terrorista», mientras que en el norte, actualmente controlado casi por completo por Israel, los aviones bombarderos lanzaron ataques en los que murieron varios milicianos, incluyendo un subordinado de un comandante miliciano, añadió.

Estos ataques se realizan mientras Israel recibe cada vez más presión internacional para que acceda a un cese el fuego, inclusive por parte de Estados Unidos, su principal socio y proveedor de armas.

Las crecientes diferencias entre el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el presidente estadounidense, Joe Biden, fueron evidentes durante su última comunicación telefónica, la noche del jueves.

Biden aboga por un acuerdo de tregua que permita la liberación de los más de cien rehenes con vida que Hamás retiene en Gaza, por una resolución del conflicto que incluya la creación de un Estado palestino y se opone a una incursión terrestre del Ejército israelí en Rafah, una ciudad en el extremo sur del enclave donde se aglutina la mayoría de los casi dos millones de civiles desplazados que ha dejado la guerra.

Sin embargo, Netanyahu dejó claro su firme desacuerdo tras concluir la llamada con Biden.

“Israel rechaza categóricamente las órdenes internacionales sobre un acuerdo permanente con los palestinos. Israel seguirá oponiéndose al reconocimiento unilateral de un Estado palestino, pues tal reconocimiento tras la masacre del 7 de octubre daría una enorme recompensa a un terrorismo sin precedentes e impediría cualquier futuro acuerdo de paz”, dijo Netanyahu a su gabinete, según la prensa local.

Además, el mandatario insiste en la necesidad de una incursión terrestre en Rafah para cumplir su promesa de «desmantelar» a Hamás, aunque expertos en inteligencia advierten que aunque el grupo islamista quede desactivado como fuerza militar, sobrevivirá como un grupo guerrillero.

En tanto, la Oficina de la ONU para los Derechos Humanos condenó el asalto israelí contra el hospital Naser, y la Liga Árabe exigió al Consejo de Seguridad de la ONU que adopte una resolución vinculante para «detener la agresión israelí» en Gaza y el «desplazamiento forzado» de los gazatíes.

Además, Sudáfrica, que denunció a Israel ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de la ONU por presunto genocidio contra los palestinos de Gaza, donde la guerra ha dejado más de 28.000 muertos -la mayoría niños y mujeres-, exigió al tribunal examinar la decisión de Israel de incursionar por tierra en Rafah.

Además de la esfera internacional, miles de israelíes angustiados por el destino de los rehenes en Gaza presionan a Netanyahu para que acepte un acuerdo de cese el fuego que permita su liberación.

Anoche, cientos de personas protestaron frente a la sede del Ministerio de Defensa en Tel Aviv, ante la aparente negativa de Israel de continuar las negociaciones de un pacto en El Cairo.

«Si la iniciativa de El Cairo fracasa, los rehenes serán abandonados para morir. Envíe una delegación a las negociaciones y siga negociando hasta que se llegue a una resolución», clamaron los familiares de los rehenes en un comunicado dirigido a Netanyahu.

La guerra estalló el 7 de octubre tras un ataque de Hamás que dejó unos 1.200 muertos y 250 secuestrados.