El recuento oficial de votos en Indonesia respalda de momento las proyecciones iniciales y otorga al polémico exgeneral Prabowo Subianto, con más de la mitad del voto escrutado, un claro liderazgo en las elecciones del 14 de febrero.
Según datos de este viernes de la Comisión Electoral de Indonesia, el actual ministro de Defensa logró alrededor del 57 % de papeletas, tras el escrutinio de más del 50% de votos en las que fueron las mayores elecciones del mundo en un solo día (con 205 millones de votantes y 259.000 aspirantes a unos 20.600 puestos).
Tras Prabowo, de 72 años, se sitúa el exgobernador de Yakarta Anies Baswedan, de 54 años, con un 25% de apoyo, y el exgobernador de Java Central Ganjar Pranowo, de 55, con cerca del 18%.
Los datos van en línea con las proyecciones de voto del día electoral, que extrapolan resultados a partir de un muestreo de votos, un sistema que ha demostrado ser muy eficiente en comicios en el pasado.
Apoyándose en las proyecciones, el mismo Prabowo celebró ya el miércoles su victoria en las elecciones, si bien remarcó que había que esperar a los resultados oficiales, que pueden tardar aún semanas.
De confirmarse finalmente su liderazgo por encima del 50%, el ministro de Defensa podría ser nombrado presidente, sustituyendo en el cargo a Joko Widodo, sin necesidad de una segunda vuelta.
Estas elecciones en Indonesia, la tercera democracia del mundo y el país con más musulmanes del planeta, han estado marcadas por el pasado de Prabowo, acusado de violaciones de los derechos humanos durante su etapa como militar, y su alianza con el hijo de Widodo.
Widodo, que no podía presentarse a la reelección por la limitación de dos mandatos por ley, apoyó de manera no oficial a Prabowo, su contrincante en los pasados dos comicios, y quien se presentó en tándem con Gibran Rakabuming Raka, aspirante a la vicepresidencia e hijo de 36 años del presidente saliente.
Activistas alertaron la víspera del riesgo de violaciones de derechos humanos bajo una eventual presidencia de Prabowo, acusado de abusos contra civiles en Timor Oriental y Papúa y del secuestro de activistas durante su etapa en el Ejército, del que fue expulsado por desobediencia en 1998.