Ministro cubano de Economía, Joaquín Alonso Vázquez

La Habana.- El Gobierno de Cuba anticipó que su Producto Interno Bruto (PIB) sufrirá una contracción en 2024 tras los dos huracanes y dos sismos registrados en las últimas cuatro semanas, además de su prolongada crisis energética.

Los recientes desastres naturales vienen a golpear a una economía ya sumida desde hace más de cuatro años en una profunda crisis -sin apenas producción, una inflación galopante y un abultado déficit- y las dificultades de las autoridades para enderezar el rumbo pese a las medidas aprobadas para corregir distorsiones.

Una posible segunda caída anual del PIB en Cuba

Como reconoció en conferencia de prensa el ministro de Economía y Planificación, Joaquín Alonso Vázquez, se “observa” que la economía “no debe crecer” este 2024 y los eventos de las pasadas semanas van “a ratificar esa visión”.

“El desarrollo económico de un país depende en gran medida de la energía y nosotros hemos tenido afectaciones eléctricas durante todo el año, no solamente este mes. Por otro lado, no hemos contado este año tampoco con un suministro estable de combustible. Hay déficit de gasolina, de diésel, etcétera… y la economía para dinamizarse necesita de energía”, lamentó en conferencia de prensa.

De cumplirse esta previsión, se trataría de la segunda caída anual consecutiva del producto interno bruto (PIB) en Cuba, tras la contracción del 1,9 % de 2023. El Gobierno había previsto para este ejercicio un crecimiento del 2 %.

Actualmente el PIB insular se encuentra aún por debajo de los niveles de 2019 por la confluencia de la pandemia, el endurecimiento de las sanciones estadounidenses durante la primera Administración de Donald Trump (2017-2021) y los errores en política económica y monetaria a nivel nacional.

Recuperación costosa

A la complicada situación cubana se suma el costo de la recuperación de viviendas e infraestructuras estratégicas dañadas por huracanes y terremotos entre octubre y noviembre.

Ésta se antoja lenta si se considera el avance de los trabajos de rehabilitación por el ciclón Ian de 2022 en la provincia occidental de Pinar del Río. Hasta mayo pasado, apenas el 59 % de las viviendas con daños habían sido recuperadas, según la prensa estatal.

Las cifras que dejaron los ciclones Óscar y Rafael y los sismos en el oriente del país tampoco son halagüeñas. Al menos 34.000 viviendas impactadas (con derrumbes parciales o totales); 200 kilómetros de líneas de alto voltaje dañados; 115 instalaciones del sector salud (incluidos hospitales) con percances y casi 40.000 hectáreas de producción agrícola duramente golpeadas.

Solo en el sector agropecuario se estiman pérdidas en el entorno de los 16 millones de dólares, según cifras oficiales. Una cantidad que, aunque pudiese ser menor en términos macroeconómicos, cae en un momento en el que el país caribeño sufre de desabastecimiento de productos básicos.

A esto se suma la incertidumbre en el corto plazo ante la llegada del republicano Donald Trump a la presidencia de EE.UU. el próximo enero y del senador cubano-americano Marco Rubio, defensor a ultranza de aumentar sanciones contra La Habana, a la Secretaría de Estado.

Medidas de austeridad

El Gobierno cubano, por otro lado, choca con esta realidad en un año en el que había enfocado sus baterías en un extenso programa de ajuste económico que incluyó, entre otras cosas, un aumento de más del 400 % en el precio de los combustibles e importantes recortes en el gasto público.

Esta realidad llevó al Ejecutivo a equiparar la situación a la de un país en “economía de guerra”: sin divisas suficientes para importar lo suficiente para abastecer a su mercado interno o conseguir el combustible necesario para generar electricidad.

Por otro lado, el turismo, la otrora joya de la corona de la economía cubana, sigue sin despegar tras el mazazo de la pandemia de la covid-19.

Cuba recibió durante los primeros nueve meses del año poco más de 1,7 millones de viajeros internacionales, un 5,2 % menos que en el mismo período del año anterior.

Con este acumulado, se aleja la posibilidad de alcanzar la meta oficial de los 2,7 millones de visitantes en 2024. En comparación en 2018 y 2019, los dos ejercicios previos a la pandemia, logró 4,6 y 4,2 millones de turistas.