Buenos Aires.- Gerardo Werthein asumió este lunes como canciller argentino al jurar frente al presidente Javier Milei, quien echó a su antecesora por votar en la ONU contra el embargo a Cuba y tras poner en marcha una auditoría para «identificar impulsores de agendas enemigas de la libertad» en ese ministerio.
En un acto atípico en el protocolo del Ejecutivo argentino, cuyos funcionarios suelen aceptar sus cargos sobre la biblia cristiana, Milei tomó juramento a Werthein sobre la Torá, el libro sagrado del judaísmo.
«‘Muchos éxitos y bendiciones’, diría el ‘Rebe’ (líder de la corriente judía Jabad Lubavitch)», dijo a su nuevo canciller.
Werthein, un acaudalado empresario que no había tenido mucha injerencia en la función pública, oficiaba de embajador en Estados Unidos antes de que el gobierno comunicara, el miércoles pasado, que sería nombrado jefe de la diplomacia argentina.
La decisión fue publicada en la red social X apenas unas horas después de que la ahora excanciller Diana Mondino apoyara en la Asamblea General de la ONU en Nueva York una resolución contra el embargo de Estados Unidos a Cuba.
El texto fue aprobado con 187 votos a favor y dos en contra -Estados Unidos y su aliado Israel, con quienes Milei está alineado incondicionalmente- y una abstención, la de Moldavia.
En el comunicado en el que designaba a Werthein, el gobierno argentino aseguró que se oponía «categóricamente a la dictadura cubana» e «iniciará una auditoría del personal de carrera de la Cancillería, con el objetivo de identificar impulsores de agendas enemigas de la libertad».
Milei calificó de traidores a la patria a quienes estuvieron involucrados en el voto en la ONU y adelantó que está «listo para echarlos a todos», en una entrevista este lunes brindada a su novia, la exvedette Amalia «Yuyito» González, en el canal local Magazine.
«La política exterior la fija el presidente», remarcó.
Tras ganar las elecciones el año pasado, Milei viajó a Nueva York a visitar la tumba de Menachem Mendel Schneerson, «el Rebe», principal líder y rabino de Jabad Lubavitch. El mandatario se percibe católico pero es un admirador de la religión judía y dice estudiar la Torá todas las semanas.