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Rusia vivió este domingo un día de duelo nacional bajo el impacto que causó el viernes pasado la tragedia en el Crocus City Hall de Moscú, la cual segó la vida de 137 personas, de acuerdo con los datos más recientes del Comité de Instrucción a cargo de la investigación, mientras familiares y amigos de los 101 heridos que permanecen hospitalizados, con diferente grado de gravedad, hacían guardia en la treintena de centros médicos donde están ingresados en espera de recibir noticias alentadoras sobre sus seres queridos.

Las autoridades reconocen un total de 182 heridos, ya sea por impacto de bala, fragmento de granada o por inhalar humo causado por incendio, que fueron llevados por ambulancias a los hospitales y clínicas de la capital rusa. Este domingo se dio de alta a 20 personas, las cuales seguirán tratamiento desde sus casas bajo observación médica, sumándose a los 61 pacientes que desde el sábado se encuentran en esa situación.

Entre tanto, los moscovitas continuaron acudiendo a la clínica de urgencias Sklifasovsky y a otros centros médicos para donar sangre y depositar flores en un improvisado altar junto a lo que quedó de la calcinada sala de conciertos, tras el derrumbe de su techo por el fuego. No se excluye que debajo de los escombros pueda haber todavía más víctimas mortales.

Cerraron cines, teatros y museos, la televisión pública canceló todos los programas de entretenimiento y hasta muchos restaurantes anunciaron que destinarían parte de sus ganancias de este domingo a los deudos de los fallecidos. Numerosas embajadas arriaron a media asta sus banderas en solidaridad con los rusos

El vocero del Kremlin, Dimitri Peskov, contó a los reporteros de la fuente presidencial que su jefe, Vladimir Putin, puso este domingo una vela en el templo de Novo-Ogariovo, su residencia privada, en memoria de todos los muertos en el “bárbaro y sangriento atentado terrorista”, como calificó este sábado en su mensaje a la nación el ataque que estremeció Moscú.

En medio de las dudas que despierta la versión oficial de lo ocurrido, articulada por el FSB (Servicio Federal de Seguridad de Rusia), y la insistencia de los medios de comunicación pública rusos de involucrar a Ucrania a través del grupo de sicarios tayikos, el madatario de Tayikistán, Emomalí Rajmón, condenó este domingo la “cruel y sangrienta” masacre en Moscú y subrayó que “los terroristas no tienen nacionalidad, patria ni religión”.

El Estado Islámico sigue insistiendo en que es el responsable del atentado, sin aportar verdaderamente evidencias que lo demuestren, a menos que se tomen como tales que la ropa que vestían los agresores en Moscú es parecida a la que usan sus combtientes y un video, de tantos que se han subido a Internet de la masacre recientemente, donde unos hombres sin que se pueda ver sus rostros juran, según los subtítulos en árabe (traducidos por las agencias noticiosas internacionales), matar a los infieles.

A pesar del luto lo único que no cambió este domingo fueron los ataques con misiles a Ucrania –el ministerio ruso de Defensa reportó 29 misiles de crucero y 28 drones explosivos lanzados contra “diferentes objetivos estratégicos” del enemigo, de los cuales la fuerza aérea ucrania asegura haber derribado 18 misiles y 25 drones–, y los programas de información política de cada noche.

Uno de éstos, en el canal Rossiya-1, mostró una entrevista grabada con el presidente Putin en ocasión del 25 aniversario de los bombardeos de Yugoslavia por parte de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), en la cual acusa a la alianza noratlántica de “desatar una guerra en Europa”.

Para Putin, ocurrió “una tragedia enorme” el 24 de marzo de 1999, cuando la OTAN comenzó a bombardear Yugoslavia, formada entonces por Serbia y Montenegro.

“Lo que hizo Occidente es inadmisible. Sin ninguna resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, comenzó operaciones militares, de hecho, una guerra en el centro de Europa”, subrayó el mandatario ruso y responsabilizó a Estados Unidos y sus aliados de destruir “con sus propias manos los cimientos en que se basaba la seguridad en Europa en el periodo de posguerra”.