Liderazgo en América Latina: Entre la Continuidad y la Alternancia Democrática

Como algunos presidentes se aferran al poder modificando la constitución, mientras otros, como el presidente de República Dominicana, Luis Abinader, eligen fortalecer la democracia y limitar su mandato.

Desde sus inicios, la democracia ha enfrentado el desafío de equilibrar la alternancia en el poder con las ambiciones de algunos líderes. A través de los años, América Latina ha visto cómo ciertos presidentes han modificado sus constituciones para eliminar límites de reelección, perpetuando su mandato en el poder. Aunque esta tendencia debería haberse superado en el siglo XXI, su persistencia continúa afectando la estabilidad democrática y la confianza en las instituciones. Sin embargo, en este contexto de reelección prolongada, el presidente dominicano Luis Abinader ha optado por un enfoque distinto, estableciendo límites que prohíben cualquier intento de reformar las reglas de elección presidencial para él y futuros mandatarios.

En Venezuela, el expresidente Hugo Chávez utilizó un referéndum en 2009 para eliminar los límites de reelección, permitiendo la continuidad indefinida en el poder y sentando un precedente de liderazgo autoritario que afectaría profundamente a la estructura democrática del país. Similarmente, en Nicaragua, Daniel Ortega aseguró su permanencia mediante una reforma aprobada por la Asamblea Nacional en 2014, eliminando cualquier restricción de mandato presidencial y permitiéndole consolidarse en el poder de forma indefinida. Estos casos reflejan un patrón de modificación constitucional en que los líderes adaptan las reglas a su favor, alejándose de los principios de alternancia y debilitando las instituciones democráticas.

Bolivia también ofrece un ejemplo notable. Evo Morales, a través de un referéndum en 2009, extendió los límites de su reelección y, posteriormente, en 2016, recibió el respaldo del Tribunal Constitucional para postularse nuevamente. Su permanencia en el poder se mantuvo hasta 2019, cuando una crisis política lo obligó a renunciar, dejando al país dividido y en busca de restaurar su democracia. Ecuador, bajo el liderazgo de Rafael Correa, vivió un proceso similar en 2015 cuando la Asamblea Nacional aprobó la eliminación de los límites de reelección, aunque este cambio fue revocado en 2018. Esta modificación temporal de la constitución permitió a Correa extender su influencia en la política ecuatoriana, aunque el país finalmente restableció sus límites para proteger el equilibrio institucional.

Otros países han vivido experiencias de cambio constitucional menos duraderas. En Honduras, el presidente Juan Orlando Hernández aprovechó una interpretación del Tribunal Constitucional en 2015 para anular la prohibición de reelección, permitiéndole postularse para un segundo mandato. Anteriormente, en 2009, Manuel Zelaya había intentado realizar un referéndum para permitir su reelección, pero fue depuesto en un golpe de Estado antes de concretar su reforma, mostrando el riesgo y las tensiones que genera el intento de prolongar el mandato en la región.

La República Dominicana es otro caso de reforma constitucional para ampliar el período de gobierno. En 2015, Danilo Medina consiguió una reforma en el Congreso que le permitió un segundo mandato consecutivo, aunque actualmente el país ha restablecido los límites que prohíben la reelección indefinida. Igualmente, en Colombia, Álvaro Uribe impulsó una reforma en 2005 que le permitió presentarse a un segundo mandato. Este cambio fue ratificado por la Corte Constitucional, marcando un punto importante en la política colombiana, aunque el país finalmente volvió a limitar la reelección para evitar la consolidación de liderazgos prolongados.

Argentina y Paraguay también han tenido intentos significativos de modificación, aunque sin éxito. En Argentina, tanto Néstor Kirchner en 2007 como Cristina Fernández en 2013 propusieron reformar la Constitución para eliminar los límites de reelección. Sin embargo, estas propuestas no lograron suficiente apoyo, y el país mantuvo sus restricciones de mandato. Del mismo modo, en Paraguay, el presidente Horacio Cartes intentó reformar la Constitución en 2017 a través del Senado para permitir su reelección, pero enfrentó un rechazo contundente que preservó el sistema de alternancia.

Perú, aunque históricamente vivió un contexto distinto, se enfrentó a una reforma en 1993 bajo el mando de Alberto Fujimori, quien implementó una nueva Constitución que permitía la reelección consecutiva. Esta modificación permitió a Fujimori gobernar por un segundo mandato, aunque su régimen colapsó años después, dejando a Perú en un proceso de restauración democrática.

En este panorama, la propuesta de Luis Abinader en República Dominicana marca una excepción. En 2024, y con la mayoría en el Congreso para impulsar reformas, en lugar de extender su mandato, Abinader propuso una reforma constitucional para blindar las reglas de elección presidencial, prohibiendo futuros cambios que permitan reelecciones indefinidas. Esta reforma, ahora ley, ha modificado el artículo 268 para proteger tanto la forma de gobierno como las reglas de elección presidencial, y se agregó el artículo 278, que prohíbe a cualquier funcionario electo beneficiarse de reformas realizadas durante su mandato. Como un acto de transparencia y compromiso democrático, Abinader también incluyó una disposición que le impide postularse en las elecciones de 2028, subrayando su posición a favor de la alternancia y de instituciones fuertes e imparciales.

Estos casos en América Latina reflejan dos caminos divergentes. Por un lado, el de aquellos líderes que utilizan modificaciones constitucionales para perpetuarse en el poder, como Chávez, Ortega, Morales y Correa, erosionando así la democracia en sus países. Por otro lado, está el ejemplo de Abinader, que opta por fortalecer la institucionalidad y garantizar la alternancia, en un esfuerzo por asegurar una democracia sólida y estable en la región.

Leonardo Medvedoff
Director
CNN RADIO
La Plata.