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El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, impuso el martes aranceles a los vehículos eléctricos, baterías avanzadas, paneles solares, acero, aluminio y equipo médico procedentes de China, asumiendo una estrategia que incrementa las fricciones entre las dos economías más grandes del planeta.

El mandatario aseguró que los subsidios del gobierno chino garantizan que las compañías de su país no tengan que obtener ganancias, dándoles una ventaja injusta en el comercio global.

“Los trabajadores estadounidenses pueden trabajar y competir más que cualquiera siempre que la competencia sea justa”, afirmó Biden desde la Rosaleda de la Casa Blanca. “Pero no ha sido justa desde hace mucho. Durante años, el gobierno chino ha inyectado dinero del Estado a las compañías chinas. No es una competencia, es hacer trampa”.

La imposición de aranceles se produce en medio de una enconada campaña electoral entre Biden y Donald Trump, su predecesor republicano, por demostrar quien asume una postura más estricta hacia China. En un guiño a la campaña presidencial, Biden reconoció en sus declaraciones a los legisladores de Michigan y habló sobre los trabajadores en Pensilvania y Wisconsin, todos ellos estados sin clara preferencia política y cruciales para los comicios de noviembre próximo.

Cuando se le pidió que respondiera a los comentarios de Trump de que China le estaba comiendo el almuerzo a Estados Unidos, Biden dijo sobre su adversario: “Él los ha estado alimentando desde hace mucho”. El demócrata afirmó que Trump había fracasado en su intento de restringir los abusos comerciales de China como había prometido hacerlo durante su mandato.

Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la campaña de Trump, calificó los nuevos aranceles de “débiles y un intento inútil” de desviar la atención del propio apoyo de Biden a los vehículos eléctricos en Estados Unidos, los que Trump asegura que conducirán a despidos masivos en las plantas automotrices.

El gobierno de China no tardó en criticar la medida, y aseguró que los aranceles “afectarán seriamente el ambiente de cooperación bilateral”.

Es poco probable que los aranceles tengan un amplio impacto inflacionario a corto plazo, debido a la manera en que están estructurados, pues algunos de ellos no entrarán en vigor sino hasta 2026, pero entretanto podría haber un aumento en los precios de las baterías de vehículos eléctricos, paneles solares y otros artículos.

Funcionarios del gobierno de Biden dijeron que dudan que los aranceles intensifiquen las tensiones con China; sin embargo, prevén que Beijing explore la manera de responder a la medida. De momento se desconoce cuál podría ser el impacto a largo plazo si los aranceles contribuyen a una disputa comercial más amplia.

Los aranceles se implementarán de forma gradual durante los próximos tres años, y los que entrarán en vigor en 2024 abarcan a los vehículos eléctricos, paneles solares, jeringas, agujas, acero y aluminio, entre otros productos. Actualmente hay muy pocos vehículos eléctricos chinos en Estados Unidos, pero a los funcionarios les preocupa que los modelos chinos, que tienen un precio más bajo gracias a los subsidios del gobierno chino, puedan empezar a inundar al mercado estadounidense en un futuro cercano.

Las compañías chinas pueden vender vehículos eléctricos por apenas 12.000 dólares. Las plantas de paneles solares, acero y aluminio de China cuentan con la capacidad suficiente para satisfacer buena parte de la demanda mundial, y los funcionarios chinos argumentan que su producción mantiene los precios bajos y ayudaría a una transición hacia una economía ecológica.

El Ministerio de Comercio de China señaló en un comunicado que los aranceles eran una “típica manipulación política”, al tiempo que expresó su “firme desacuerdo” y prometió “tomar medidas categóricas para defender sus derechos e intereses”.

De acuerdo con una revisión del comercio con China en un periodo de cuatro años, la tasa fiscal sobre los vehículos eléctricos chinos aumentará a 102,5% este año frente a los niveles totales del 27,5%. La revisión se llevó a cabo en virtud de la Sección 301 de la Ley de Comercio de 1974, la cual permite al gobierno tomar represalias en contra de las prácticas comerciales consideradas injustas o que violen los estándares globales.

Los nuevos aranceles son en gran medida simbólicos, al menos inicialmente, ya que sólo se aplicarán a unos 18.000 millones de dólares en importaciones. Un nuevo análisis de Oxford Economics estima que los aranceles tendrán un impacto apenas perceptible en la inflación, al hacerla subir sólo un 0,01%.

El fabricante chino de vehículos eléctricos BYD ha explorado la posibilidad de abrir fábricas en México para el mercado mexicano, lo que posiblemente crearía una vía para enviar tales productos a Estados Unidos.