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Primero llegaron los cafés que admitían mascotas. Luego abrieron otros con gatos donde las bebidas quedaron en un segundo plano ante la interacción con los felinos. Y la última moda en Japón son los cafés con cerdos.

“Fue maravilloso. Muy relajante y agradable”, dijo Brad Loomis, un ingeniero informático de Pullman, Washington, tras visitar el Mipig Café de Tokio con su hija Paige, de 21 años.

Estaban entre las docenas de clientes que una mañana reciente se tomaban selfies y esbozaban enormes sonrisas en el local. Los cerdos, de una raza miniatura, trotaban por la sala buscando un regazo acogedor en el que acurrucarse.

Los animales están sorprendentemente tranquilos, aunque resoplan de vez en cuando. Nos les gusta estar solos, por lo que son una gran compañía. Y a diferencia del estereotipo, son muy limpios y no huelen mal.

Los clientes pagan 2.200 yenes (15 dólares) por los 30 primeros minutos en compañía de los cerdos, y se necesita reserva.

“Cada cerdo es único. Cada uno tiene su personalidad. Puedes notar que uno es más testarudo y otro más tierno”, señaló Shiho Kitagawa, una ejecutiva en Mipig que se refiere a los animales con el término honorífico “buta-san”.

Mipig Café del moderno vecindario de Harajuku está entre los 10 de este estilo que la cadena ha abierto en todo el país desde la inauguración del primero en la capital en 2019. Se están preparando otros dos que estarán operativos más adelante este año.

Los animales, conocidos como “micro cerdos”, no llegan a ser más grandes que un corgi, incluso de adultos. Los cafés cuentan también adorables cerditos bebé que tienen el tamaño de un caniche de juguete.

Los amantes de los cerdos afirman que son excelentes mascotas. Pueden adquirirse por alrededor de 200.000 yenes (1.350 dólares) en Mipig, donde ya han sido adiestrados para ir al baño y están acostumbrados a estar con gente. La empresa, que también comercializa comida para esa raza, dice que ha vendido 1.300 ejemplares como mascotas.

Este tipo de café es el último de una serie de establecimientos con animales en Japón, incluyendo los que tienen búhos, erizos, pájaros e incluso serpientes.

Algunos han planteado cuestiones éticas sobre si los animales disfrutan tanto de la experiencia como los humanos.

“Debe ser estresante ser tocado y acariciado por un montón de extraños”, indicó Sachiko Azuma, responsable del grupo PEACE, que aboga por el final de la crueldad y la explotación animal. “Los animales se han convertido en herramientas de un negocio lucrativo”.