Una Sydney Sweeney inmaculada, un presentador endemoniado
Director: Michael Mohan
Reparto: Sydney Sweeney, Álvaro Morte, Benedetta Porcaroli
Género: Terror
Colocar a Sydney Sweeney -uno de los símbolos sexuales más grandes de la pantalla en los tiempos actuales- en el papel de una monja pura e inocente puede sonar como una broma o como una idea propia de esas películas para adultos que no se ven en las multisalas. Sin embargo, la estrategia funciona, y llega incluso a ofrecer momentos sorpresivos, en “Immaculate”, una cinta de terror que no se sale necesariamente de lo convencional, pero que es considerablemente más interesante de lo que muchos habían pronosticado.
Aquí, la encantadora intérprete de “Euphoria”, “The White Lotus” y “Anyone but You” se pone en la piel de Cecilia, una joven estadounidense que ha decidido tomar los votos y que llega a un convento en la campiña italiana donde es recibida a veces con un recelo natural debido a sus atractivos físicos, lo que es desde ya un punto a favor para un guión que no pretende ignorar la belleza de la aludida.
El simple hecho de desarrollarse en el lugar donde se desarrolla le ofrece también a la historia una ambientación particularmente sugestiva, así como la oportunidad de incorporar a algunas de las actrices más hermosas y populares de la Italia actual, como es el caso de Simona Tabasco (“The White Lotus”) y Benedetta Porcaroli (“Baby”).
Ambas brindan además actuaciones totalmente sólidas, hasta el punto de que llegan a veces a opacar a la protagonista, aunque eso suceda mayormente porque el guión de Andrew Lobel les otorga personalidades mucho más fuertes que la de Cecilia, quien, por razones dramáticas, tiene que mostrarse despistada y supuestamente ajena a cualquier tipo de tentación carnal.
En ese sentido, lo que sucede luego con ella, cuando se enfrenta a un embarazo inexplicable que sus superiores adjudican a un acto divino, pero que parece tener un origen mucho más siniestro, no resulta tan interesante como debería serlo, y tiene incluso el potencial de decepcionar a quienes no se sientan convencidos por un giro final que lleva las cosas por sendas mucho más mundanas de las esperadas.
Eso no quiere decir que Sweeney -dueña de un rostro que puede ser realmente expresivo- no haga sus mejores esfuerzos para destacar, incluso cuando el director Michael Mohan -quien había trabajado ya con ella en el thriller erótico “The Voyeurs” (2021), tan imperfecto e inverosímil en el plano narrativo como fascinante en el aspecto visual, más allá de sus osadas escenas de desnudos- cede ante la tentación de enfundar a su actriz en trajes supuestamente castos pero traslúcidos que revelan sus celebradas redondeces.
Sea como sea, los méritos son todos de Sweeney en los momentos culminantes, sobre todo en el transcurso de una toma continua que muestra el poderío de su garganta y su entrega como intérprete para convertirla de inmediato en una memorable ‘Scream Queen’.
Mohan filma por su parte con un gran sentido del espacio y nos presenta frecuentemente imágenes que permanecen en la retina, como la que tiene al centro a una Cecilia transmutada mientras luce como una pintura religiosa del pasado y la que se enfoca en sus abultados labios cuando es prácticamente obligada a besar el anillo del Cardenal Franco Merola (Giorgio Colangeli), el ‘jefe de jefes’ de esta congregación.
Hubiera sido mucho más conveniente, eso sí, que el cineasta no apelara tanto a esa clase de ‘jump scares’ que reemplazan el medio genuino que se debe generar ante circunstancias del relato, y que mantuviera además un tono coherente a lo largo de un filme que parece querer complacer a muchas audiencias diferentes, porque tiene momentos que pretenden ser realistas, cuestionamientos a los dogmas que no terminan de cuajar, escenas de una brutalidad propia de producciones de otra clase y, finalmente, unos giros hacia el humor y la serie B que desentonan con lo que se había visto anteriormente.