Las personas que caminaban el viernes por algunas calles del centro de la Ciudad de México se toparon con un panorama extraño y ensoñador.
Recostados sobre tapetes de yoga azul brillante, con antifaces para dormir y almohadas de viaje, cientos de mexicanos se recostaron sobre el suelo al pie del icónico Monumento a la Revolución para tomar una siesta. El evento, denominado “siesta masiva”, se llevó a cabo para conmemorar el Día Mundial del Sueño.
También fue una especie de protesta para que el sueño sea considerado una parte esencial de la salud y el bienestar.
Algunos participantes se envolvieron en frazadas color naranja brillante, mientras que otros prepararon sus celulares para que reprodujeran música relajante mientras dormían.
Entre las personas que tomaban una siesta estaba Manuel Magaña, un mariachi de 52 años que tenía audífonos puestos junto a su esposa y su hija de 9 años, que se durmieron tomadas de la mano. Magaña se enteró del evento en las noticias mientras buscaba algo divertido que hacer junto con su nieta.
Dijo que la idea le atrajo, ya que como mariachi suele trabajar en horarios largos e irregulares, y con frecuencia se va a acostar cuando ya está saliendo el sol.
“Como soy músico, yo trabajo de noche; luego muchas veces yo no descanso bien en las mañanas. A veces nos olvidamos de la comida, a veces tomamos una siestita”, comentó.
El evento fue organizado por el Centro de Sueño y Neurociencias y por la Sociedad Mexicana para la Investigación y Medicina del Sueño (SOMIMS).
A medida que los participantes comenzaban a quedarse dormidos, los organizadores en el escenario cantaban y guiaban a los participantes a través de la meditación. También enumeraron una serie de recomendaciones para ayudar a la gente a dormir por las noches, como recibir abundante luz natural durante el día y apagar su teléfono al irse a la cama.
Óscar Sánchez Escandón, uno de los directores del evento y presidente de la SOMIMS, dijo que el objetivo del evento era destacar la inequidad de sueño en el mundo.
“Vivimos en una sociedad que está llena de compromisos económicos, sociales, políticos, y todo importa menos descansar. Puede incidir fuertemente en la salud”, señaló.
Casi la mitad de los mexicanos tienen problemas para dormir, según un estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México.
En un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos de 2019 —el cual comparó los horarios de trabajo entre docenas de naciones de todo el planeta—, México aparecía como el país con más sobrecarga laboral.
El año pasado, el Congreso mexicano debatió una reforma propuesta para disminuir oficialmente las horas semanales de trabajo de 48 —el promedio en muchos países latinoamericanos— a 40, la cifra estándar en gran parte del mundo. La iniciativa fue presentada por el partido gobernante Morena, pero el debate fue postergado hasta 2024.
Gabriela Filio, una enfermera de 49 años, trajo consigo a su hija de 25 años con la esperanza de que las nuevas generaciones de México presionen para que haya un mejor equilibrio en los horarios de trabajo y de descanso.
“Estamos en un país con muchas deficiencias y no nos alcanza. A veces tenemos que tener dos trabajos, pero también necesitamos cuidar nuestra calidad de sueño”, dijo Filio.