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Los resultados de los Premios de la Academia no deberían sorprender a nadie, sobre todo porque, fuera de la inesperada victoria de Emma Stone en la categoría de Mejor Actriz (la favorita era Lily Gladstone, de “Killers of the Flower Moon”), se ajustaron casi de manera perfecta a la mayoría de los pronósticos hechos en los últimos días por los especialistas en la materia.

Esto fue de la mano con la impresión generalizada de que los hispanoamericanos iban a salir con las manos vacías del Dolby Theatre, más allá de las buenas experiencias, los momentos emotivos, las felicitaciones ocasionales de sus ídolos y todas esas cosas que tanto aseguran disfrutar quienes se van a casa sin ganar.

La esperanza mayor de nuestra comunidad, “La sociedad de la nieve”, una producción española cargada de talento uruguayo y argentino que participaba en la categoría de Mejor Película Internacional, tuvo que cederle naturalmente el puesto a “The Zone of Interest”, otra cinta histórica, pero en su caso sobre los campos nazis de exterminio, que es ciertamente superior en términos artísticos y propositivos.

Un día antes de la ceremonia, algunos analistas insinuaban todavía que el trabajo sobre los supervivientes de los Andes podría sorprender en vista de su enorme popularidad -se ha visto por todos lados gracias a su inclusión en Netflix, y toca evidentemente fibras sensibles-, pero sus posibilidades eran realmente escasas, incluso en lo que respecta a la coyuntura actual.

En términos estrictamente latinoamericanos, nuestra representante más acertada era “La memoria infinita”, una estupenda producción chilena que muestra la relación entre dos personajes ilustres de la cultura y la política de dicho país luego de que uno de ellos es diagnosticado con Alzheimer.

El filme, nominado en la terna de Mejor Largometraje Documental, tenía muchos defensores, y algunos de ellos pensaban incluso que podría sorprender; pero el resultado final favoreció a la obra que se esperaba, “20 Days in Mariupol”, un contundente recuento del inicio de la invasión rusa de Ucrania que, más allá de sus virtudes visuales y testimoniales, conectó mucho más con los votantes, nuevamente a raíz de la coyuntura -y de una mucho más evidente, porque estamos hablando del conflicto armado que ha tenido un bando más claro al que apoyar según la mayoría de los habitantes de la Unión Americana-.

America Ferrera, la única persona estadounidense de origen latino (sus ancestros son hondureños) en ser nominada de manera individual, cayó ante Da’Vine Joy Randolph, quien competía igualmente en el rubro de Mejor Actriz de Reparto. Randolph era la favorita, y de manera justa, en vista a la manera sentida y creíble en la que interpretó a la cocinera de un internado estudiantil que llevaba sobre sus hombros el terrible peso de la pérdida de un hijo.

Gloria, el personaje de Ferrera en “Barbie”, tuvo mucha pegada por la enunciación de un discurso feminista que se hizo viral; pero eso no fue suficiente como para convencer a los votantes de darle la corona. A fin de cuentas, un monólogo es un monólogo, y este mismo no ha estado exento de polémica, porque, más allá de quienes lo admiran, ha sido cuestionado no sólo por quienes manejan de manera despectiva el asunto del ‘woke’, sino también por quienes dudan de su legitimidad.

Todo esto nos lleva hasta Rodrigo Prieto, el extraordinario director de fotografía oriundo de México que ha trabajado ya cuatro veces con el maestro de la dirección Martin Scorsese, y cuya labor en el título más reciente del mismo realizador, “Killers of the Flower Moon”, le dio su cuarta nominación al Oscar.

Como se sabe, Prieto no fue el ganador, ya que los votantes decidieron que el director de fotografía Hoyte van Hoytema había hecho mejor las cosas en “Oppenheimer”, la monumental cinta de Christopher Nolan sobre el inventor de la bomba atómica que terminó llevándose siete estatuillas, incluyendo la de Mejor Película y la de Mejor Director. Y es aquí donde nos sentimos particularmente incómodos.

“Killers of the Flower Moon”, que recrea de manera magistral un periodo oscuro de la historia estadounidense relacionado a la explotación de recursos indígenas y el asesinato de miembros de la tribu Osage por parte de blancos codiciosos, es no solo uno de los filmes más relevantes de Scorsese en términos de denuncia, sino también una obra de enorme calidad visual cuya puesta en escena supera para nosotros lo que se aprecia en la valiosa pero sobrevalorada “Oppenheimer”. Bajo esta perspectiva, tanto Scorsese -que estaba nominado en la terna de dirección- como Prieto merecían ganar en sus respectivos apartados; pero no fue así.

De hecho, “Killers”, que tenía 10 nominaciones, no obtuvo ni un solo Oscar, lo que causa una profunda decepción y lleva nuevamente a cuestionar la visión de la Academia en lo que se refiere a la labor de Scorsese, quien es de manera incuestionable uno de los iconos mayores del cine de todos los tiempos y ha mantenido en sus 50 años de trayectoria un nivel artístico que parece importarle menos de lo que debería a los votantes de esta institución, como lo demuestra el hecho de que la única estatuilla dorada que tiene como director le fue otorgada por “The Departed” (2006), una cinta que no se encuentra entre sus mejores esfuerzos.

Más allá de lo que corresponde a los premios en sí, la comunidad latina se hizo presente en el evento televisado a través de otras formas. En lo que respecta al espectáculo, la que tuvo una mayor presencia escénica fue la mexicoamericana Becky G, quien lució un vistoso atuendo con guantes negros mientras interpretaba “The Fire Inside”, el tema musical de la película “Flamin’ Hot”, compuesto por una anglosajona, Diane Warren. La pieza no tuvo suerte en la categoría que le correspondía, ya que este le dio el triunfo a “What Was I Made For?”, de “Barbie”.

También apareció por ahí la legendaria estrella boricua Rita Moreno para presentar con cariño y entusiasmo la nominación de Ferrera, mientras que Guillermo Rodríguez, el zacatecano que forma del show de Jimmy Kimmel -quien fue el anfitrión de la velada-, hizo un brindis evidentemente planificado que culminó con una especie de declaración de amor hacia Charlize Theron, quien se mostró sinceramente sorprendida.

Y no hay que olvidarse, por supuesto, de la controvertida participación de Bad Bunny, quien se colocó al lado de Dwayne Johnson para presentar las nominaciones a Mejor Película Internacional, y que fue la única persona que dijo una frase entera en español ante la audiencia mundial que observaba el programa. El intérprete de “Tití me preguntó” celebraba además su cumpleaños, porque, ese mismo día, pasó la barrera de los 30.