La corrupción es un freno para la democracia y el desarrollo económico y social de los países americanos, coincidieron este martes expertos reunidos en la primera «Conferencia hemisférica: Corrupción y sus posibles soluciones» que se desarrolló en Cali.
Uno de ellos fue el exprocurador Ad-Hoc de Perú José Ugaz, quien fue certero al subrayar que «la corrupción es un tema álgido en la región», donde ha permeado las democracias a tal punto que domina diferentes esferas de los Estados.
«Vivimos en una región donde hay muy poca democracia y mucha corrupción, y por lo tanto tiene sentido preguntarse cuál es la correlación entre las débiles democracias que han caracterizado a América Latina en estos tiempos con esta rampante corrupción que ha llegado a niveles de captura de Estado», afirmó.
Ugaz señaló que existen redes conformadas por funcionarios, empresarios y bandas del crimen organizado que «ponen al servicio de sus intereses» a los gobiernos, lo cual ha llevado a que se pase de la corrupción cotidiana a una que él denomina la «gran corrupción».
Esta se determina por la influencia de quienes tienen poder político y económico, que les permite usar «ingentes cantidades de recursos» y terminan afectando los derechos fundamentales, en especial los de los más pobres.
«No estamos hablando solo de un problema económico o moral, sino de un problema que tiene que ver con la vida cotidiana de la gente y como se ha dicho la corrupción mata, enferma, impide la educación, el acceso a agua potable, a una vida digna en general», sentenció.
Debido a esto, Ugaz planteó el interrogante de si en la región existen democracias reales o, por el contrario, «vivimos en sistemas que aparentan ser democráticos pero no cumplen ninguno de los elementos fundamentales que caracterizan una democracia».
Esos elementos son los procesos electorales, la posibilidad de participar políticamente en igualdad de condiciones, la aplicación de las normas, el goce de derechos humanos y la voluntad del Gobierno para administrar para todos.
«Si contrastamos esos cinco indicadores de democracia con los que vivimos normal y cotidianamente en nuestros países vamos a ver que hay un gran déficit de democracia en muchos de nuestros casos», dijo.
La corrupción es uno de los principales flagelos de la región y así lo expuso la ONG Transparencia Internacional que en su «Barómetro global de la corrupción América Latina y el Caribe en 2019» señaló que el 53 % de las personas considera que ese delito aumentó en el último año.
De igual forma, el estudio señala que el 85 % de los encuestados considera que la corrupción es un «problema grave» en los gobiernos y tan solo el 21 % de las personas confían en el Ejecutivo.
Este fenómeno ha corroído ámbitos más allá del político, como el crecimiento económico, la salud y la educación, tal como expuso el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, en un mensaje de vídeo enviado a la reunión.
Por esto, Almagro hizo un llamamiento a los países de la región para que sumen esfuerzos, pues consideró que una «lucha contra la corrupción es un imperativo político, jurídico y ético en nuestro continente».
«Las instituciones debilitadas por la corrupción no podrán estar en condiciones de satisfacer los intereses generales y el bien común de los ciudadanos, y solo beneficiarán a los corruptos que las han cooptado para ponerlas al servicio de sus intereses mezquinos», añadió.
Por su parte, el canciller colombiano, Carlos Holmes Trujillo, afirmó que se debe «acabar la corrupción para impedir que la corrupción acabe con las democracias», por lo que impulsó la creación de mecanismos internacionales, como una corte que juzgue esos delitos.
«Buscamos que cuatro coaliciones regionales se conviertan en una gran coalición global en defensa de creación de mecanismos más eficaces», dijo Trujillo, en referencia a las reuniones similares a la de Cali que se realizarán en Asia, Europa y África el próximo año.
Sobre los efectos dañinos en la economía, Frédéric Boehm, analista de políticas de la Dirección de Integridad de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) resaltó que la corrupción afecta la producción empresarial y la competencia, por lo que pidió reorientar la lucha contra ese flagelo y fortalecer las instituciones.
«Una buena gobernanza va más allá de más controles y sanciones», dijo, y comparó la corrupción con el monstruo de la mitología griega Hidra de Lerna, que podría reconstruir dos cabezas por cada una que le era amputada.
Ante el desalentador panorama los expertos resaltaron la importancia de no bajar la guardia frente a la corrupción y luchar por cambios reales que garanticen el buen uso del dinero público pues, por ejemplo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) calcula que los costos anuales por sobornos en el mundo superan los 1,5 billones de dólares.