Jaime Nebot, escudero de la Libertad

Hace alrededor de 2 décadas, a la vez que se consolidaba el proyecto socialista en Sur América con la llegada al poder de Hugo Chávez, con el apadrinamiento político de La Habana y los socios del Foro de São Paulo, asumió la Alcaldía de Guayaquil, Jaime Nebot Saadi. Accedía a las competencias municipales luego de 8 años de una gestión reivindicadora y casi heroica de León Febres Cordero, ex Presidente del Ecuador. 

Previo a la llegada de Febres Cordero, Guayaquil -puerto principal del Ecuador y la ciudad con mayor actividad comercial y población- estaba sumida en un marasmo de burocracia, dilapidación de fondos públicos e inmensos vacíos de liderato.  León, en cierta medida, sacó a Guayaquil de una terapia intensiva en la que se encontraba.  En el transcurso de las próximas dos décadas, Jaime Nebot no solo estabilizó al paciente, sino que lo fortaleció de tal manera que lo hizo inmune a los cantos de sirena del Socialismo del Siglo 21.  Sin ánimos de ofender a nadie, sostengo que el Ecuador le debe a Nebot no haber discurrido por la misma senda trágica y criminal que hoy tiene a Venezuela en un colapso sin parangón en la era moderna de Latino américa.

La obra de Nebot a nivel administrativo, técnico, fiscal es conocida por todos. 
El estudio del derecho plantea el consabido “Res Ipsa Loquitor” o “la cosa habla por sí misma”. 

Su gestión desde el “sillón de Olmedo” es fácilmente verificable haciendo los cálculos matemáticos de lo que se encontró cuando llegó y lo que deja al irse.  Hace mucho se sabe que Nebot ha sido uno de los Alcaldes más consecuentes en la historia política de las grandes ciudades de América Latina.  Pero, creo que uno de sus más grande legados y uno que hoy cobra una relevancia particular fue su defensa firme y cabal de la libre empresa, el sector privado como motor de desarrollo, el respeto a las libertades individuales y colectivas, la negación de los complejos de inferioridad, el freno a los resquicios imperiales del “correato” que, en más de una ocasión, quiso desmerecer y hasta intentó desmontar el despunte económico y social de la Perla del Pacífico.

Para quienes vivimos fuera del Ecuador y para quienes, por vínculos sanguíneos y de lealtad patriótica, seguimos el devenir de la vida pública del país, los pasados 20 años han sido de cambios dramáticos en el panorama político de América Latina.  Como si fuera un castillo de naipes, durante la primera década de este siglo, ascendieron al poder una serie de actores políticos con la única intención de levantar una nueva cortina de hierro en la América Latina.  Así, pues, Argentina, Brasil, Venezuela, Bolivia y en grados más tenues Chile, Uruguay, Perú y Paraguay, consolidaron a una serie de líderes en el poder con verbos estridentes, políticas económicas centradas en las dádivas y el clientelismo, visiones de la propiedad privada como enemiga del poder de razón de Estado.  En esencia, una serie de figuras sacadas del viejo libro de juego soviético que ya había dado réditos en Cuba, Nicaragua y Chile quiso articular una especie de cortina de hierro andina. 

Con la llegada de Correa a Carondelet se posó ante el Ecuador una amenaza real. 
Máxime después de unos años de una muy frágil democracia que vio a media docena de presidentes en cuestión de meses. Durante todo el periodo de la gestión del ex Presidente Correa -confinado hoy a un sótano en el viejo mundo- fue Nebot un escudo, un antídoto y un pararrayos para la sociedad ecuatoriana. 

A fuerza de obras, de confianza de su Pueblo para él y de él para su Pueblo, de un discurso coherente y consistente, el Ecuador pudo contrastar dos modelos distintos de gobernanza.  Nebot, con su página de vida, sus enormes recursos intelectuales y capacidad de trabajo logró algo muy complicado para cualquier político: opacar a quien ostenta más poder. 

Por la última década, Nebot ha sido reconocido por sus pares -y acaso por todo el país, como “Alcalde de Alcaldes”.   Los últimos años de Correa en la presidencia fueron unos de un Primer Ejecutivo empequeñecido frente a la descollante obra pública de Guayaquil, que nada debió o debía al gobierno central. Correa salió de la vida pública ecuatoriana por la puerta de atrás. Nebot deja la alcaldía aclamado por sus pares, por su pueblo y por todos los ecuatorianos dispersos por el mundo.
Ya no es secreto que existe una inmensa ola de gente que desea verlo postular sus ideas y llevar sus exitosos modelos a Carondelet.  No sólo en Ecuador, sino en todas las Américas.  

La candidatura de Nebot a la presidencia me lleva a pensar en la de Dwight Einsenhower para la presidencia de EE.UU., allá para principios de la década del 50 del siglo pasado. 
Reconocido por todos como el héroe de la Segunda Guerra Mundial, con una amplia página de servicio en la cual el pueblo norteamericano confiaba, se convirtió en el candidato natural, casi por aclamación, para aspirar a la Presidencia de dicho país.  Ganó con inmensa comodidad e hizo un gran trabajo durante 8 años como inquilino de la Casa Blanca. 

Concluyo planteando que se van a generar unos movimientos análogos en el Ecuador en los próximos 12 meses.  El pueblo ecuatoriano agradece y agradecerá la obra de Nebot y la habrá de aquilatar en su justa perspectiva.  Hechas las sumas y las restas, el país comprobará que Nebot fue un líder transformador en todo el sentido de la palabra: a la vez que crecía, agrandaba y mejoraba a toda una ciudad, con un espíritu indomable y de forma paralela a su gestión en Guayaquil, salvaba al Ecuador de caer en el colapso del socialismo del siglo XXI. Más de uno piensa qué sería del Ecuador si Nebot es capaz de replicar lo que hizo en su ciudad por toda la patria.

No tengo duda que sería un gran Presidente.  En la medida que se sumen más reclamos a este coro, él no podrá decir que no. Los patriotas son incapaces de ello.


Eduardo Arosemena Muñoz
San Juan, Puerto Rico

El autor es nacido en Guayaquil, Ecuador. Vive en Puerto Rico hace más de 25 años. Es abogado y durante seis años ocupó el cargo de Secretario Auxiliar de Estado desde el cual trabajó en una variedad de temas, incluyendo relaciones exteriores y asuntos federales para el gobierno de dicho territorio estadounidense.

Pueden seguirle en Twitter: @EArosemenaM.